martes, 15 de febrero de 2011

JUDAS

JUDAS
Eras inquieto, altivo, belicoso,
batallador, resuelto;
a duda, el hondo mal de nuestro
siglo turbaba tu cerebro.

Se desbordaba en ímpetus rebeldes
tu carácter soberbio,
como del Etna se desborda el cráter
en láminas de fuego.

De patrio ardor henchido, no tenía
tu corazón entero,
para el dolor latidos miserables,
ni fibras para el miedo.

Brillaba fulgurante en tus pupilas
la chispa del talento;
alma de tempestad, frente de apóstol
y músculos de hierro.

Y te vendiste... La calumnia infame
manchó tus labios trémulos;
fue un pobre resto de vergüenza ¡el último¡
a sacudir tus nervios;

lo que tienes del Afrecha en la sangre
se sublevó violento;
todo lo que hubo en ti de grande
rodó con brusco estrépito

y en tu obra gozaron los verdugos;
y, de tu hazaña en premio,
a tus pies arrojaron la moneda;
a tu rostro el desprecio.

....

Si no apuraste ya, con firme pulso,
el porno de veneno;
Si respiras aún, traidor... ¿Qué hiciste
de los treinta dineros?

EL GENERAL

EL GENERAL
Mirad: frente por frente se divisa
al viejo capataz de la mesnada;
ni un pliegue de bondad en su sonrisa;
ni un destello de luz en su mirada.

Alma siniestra: rostro abotargado;
labio en un gesto de desdén caído;
el corazón a la piedad cerrado
y a la doliente súplica el oído.

Tiene en la diestra el rayo que calcina;
tiene en el alma el odio que envenena;
tiene a sus pies un pueblo que se inclina
y arrastra, murmurando, su cadena,

en tanto que del torpe libertino
sólo cede la cólera sombría
al influjo magnético del vino
y al sopor humillante de la orgía.

Allá, sobre las cumbres de la sierra,
con sus turbas de ilotas y reptiles,
para dictar sus úkases se encierra
entre nubes de sables y fusiles.

Miedoso de la fiebre vengadora
plantó su tienda lejos de los mares,
y abrió como una caja de Pandora,
el cofre de sus juicios militares.

Inquisidor, a sus esbirros manda
que a los hombres apliquen la tortura
y caigan en los pueblos como banda
negra y feroz a la que el hambre apura.

Alguien le adula: trepadora hiedra
que al fuerte muro con afán se acoge;
el que al amparo de sus triunfos medra
y el fruto de sus crímenes recoge.

Ante ese monstruo, aborto del abismo,
aún hay quien pasa con la frente erguida
en el alma el horror del despotismo
y el desprecio sublime de la vida.

Mientras aliente un corazón entero
pueden lucir auroras de venganza;
hasta las sienes del Goliat ibero,
la débil onda de David alcanza.

Para enviarnos el terrible azote,
al infierno tal vez injertar plugo
en un Nerón con rasgos de Quijote,
un Sancho con instintos de verdugo.

Es general sin luchas ni peleas,
sin hidalguía, sin honor, sin nada;
para cortar eL vuelo a las ideas:
para eso sirve el filo de su espada.

Goza en paz ¡oh tirano que algún día
irá a turbar tus negras soledades
lejana, estrepitosa gritería:
zumbido de remotas tempestades.

Grito de rabia que los aires llena;
rugido de un titán que quiebra el yugo;
voz de un pueblo que rompe su cadena;
voz de un pueblo que execra a su verdugo.


ABISMOS

ABISMOS
Dios puso en los abismos del espacio
esos vapores tenues,
que, en nube convertidos, se coloran
con tinta suave cuando el alba viene.

La nube engendra el rayo
que esparce por doquier estrago y muerte:
¡culpad a Dios, que derramó en la altura
del huracán el germen!

Dios puso en el cerebro esas ideas
que poderosas crecen
y, comprimidas sin piedad, estallan
soberbias, indomables y rebeldes.

La rebelión engendra
brisas de fuego y ráfagas de muerte:
¡culpad a Dios que puso en el cerebro
del huracán el germen!

PATROITA

PATRIOTA
Con las ropas en bello desorden,
la frente marmórea de rizos poblada,
balbuciendo los trémulos labios
confusas palabras,
un niño dormía
soñando una patria.

Oh! ¡qué hermosa, riente y espléndida,
altiva y heroica, viril y gallarda
la veía surgir de las ondas
rugientes y bravas,
con su veste de espumas cubiertos
el torso de ninfa, las formas de estatua!

Corrieron los años;
el niño, en su tierra, creció como un paria;
vio la fusta estallar implacable
del siervo en la espalda;
mirar pudo en el rostro del César
sonrisas de lástima;
la sangre, rebelde,
subió a sus mejillas en brusca oleada;
y después... en sus noches de insomnio,
evocando a la ninfa soñada
¡qué mezquina, qué pobre, qué triste
solía mirarla!

¡Ay! el sueño... ¡qué dulce y alegre!
La verdad... ¡qué desnuda y amarga!
Por eso el mancebo
pensando en la patria,
sintió muchas veces sus ojos marchitos
llenarse de lágrimas.

HIMNO

HIMNO
Aceptareis, patriotas, inerte vuestra mano
la esclavitud abyecta, la servidumbre vil?
¿No veis cómo el tirano
azota a nuestro pueblo juzgándole servil?

La patria estaba muda; la patria estaba muerta;
el déspota la hería con bárbara crueldad:
la patria se despierta
y a nuestros brazos fía su sacra dignidad.

¿Vivir bajo la punta del látigo extranjero?
¿Llorar en el oprobio y en la abyección gemir?
no, no: vibre el acero;
volemos, ciudadanos, volemos a morir.

¡Al arma, hijos del Plata! Cabezas de verdugos
exige nuestra tierra: herid sin compasión.
Así se rompen yugos
y donde fue la tribu se forja la nación.

PARIAS

PARIAS
Allá van, recatando en la sombra
la faz macilenta,
en que el miedo, fantasma impalpable,
grabara sus huellas.

Ellos son: los que ayer, pregonando
con tonos vibrantes su amor a la idea,
nos hablaron de nobles anhelos,
de alientos viriles, de heroicas empresas.

Ora brama sin vallas ni diques
la furia del déspota,
y ellos callan, los fuertes, los puros,
y abaten y rasgan la hermosa bandera
que juraron en días mejores
mantener triunfadora y enhiesta.

¡Patria! ¡Patria! Tus hijos te olvidan,
tus hijos te niegan,
mientras lloras con llanto de fuego
y claman venganza tus crueles afrentas.

Cuando pasen las horas terribles;
cuando lleguen las horas serenas;
si Borinquen soporta la injuria;
si Borinquen perdona la ofensa;
los que yen con desprecio profundo
rugir desbordadas las iras del César,
mirarán a la pobre Borinquen
con honda tristeza.

¿Dónde irán los que sienten al rostro
en olas de sangre subir la vergüenza
¿A qué climas remotos y extraños
cual ave que pierde su nido y su selva
llevará, con angustia infinita, su canto el poeta?

Retamas

RETAMAS

I

Yo no sé si hacen versos las letras
que escribo con lágrimas,
al pensar que, en mi dulce Borinquen,
este bello jirón de la patria
(acaso de un sueño
como sombra vana)
la esperanza gentil del colono
se pierde entre sombras y entre olas amargas.

Para estos renglones que escribo temblando,
ni busco, ni cuento, ni elijo palabras;
esta vez la retórica aguarde,
que la verdad pasa.

Y son estas rimas tan tristes y alegres
saetas de fuego o briznas de escarcha,
que abrasan los labios
o enfrían el alma.


IV

Con las ropas en bello desorden,
la frente marmórea de rizos poblada,
balbuciendo los trémulos labios
confusas palabras,
un niño dormía
soñando en la patria.

¡Oh! qué hermosa, riente y espléndida,
altiva y heroica, viril y gallarda
la veía surgir de las ondas
rugientes y bravas,
con su veste de espumas cubierto,
el torso de ninfa, las formas de estatua!

Corrieron los años:
El niño, en su tierra, creció como un paria:
vio la fusta estallar implacable
del siervo en la espalda;
mirar pudo en el rostro del César
sonrisas de lástima;
la sangre, rebelde,
subió a sus mejillas en brusca oleada;
y después... en sus noches de insomnio,
evocando a la ninfa soñada,
¡qué mezquina, qué pobre, qué triste
solía mirarla!

¡Ay! el sueño... ¡qué dulce y alegre!
La verdad... qué desnuda y amarga!

Por eso el mancebo
pensando en la patria,
sintió muchas veces sus ojos marchitos
llenarse de lágrimas.


VII

N0 hay remedio: doblad la rodilla:
bajad la cabeza,
y sufrid que os oprima y estruje
la planta del déspota
si los amos esgrimen la fusta
que estalla soberbia.
¡Ah! ¡Silencio! En los trémulos labios
ahogad la protesta
porque aún reina en el mundo a
la ley de la fuerza.

Vuestro arado, los surcos rompiendo,
rotura la tierra:
trabajáis sin descanso, y el fruto
de ingrata faena
a sus amplios arcones sin fondo
el fisco se lleva.
Entre tanto en la choza de bálago
morís de miseria.
Continuad vuestra obra: la exige
la ley de la fuerza.

¿Os envuelve tal vez, implacable,
la inicua sospecha?
¿Os injurian los falsos escribas?
¿Os abre sus puertas,
como un monstruo sediento y maldito
la ergástula negra?
Esperad y sufrid ¿qué remedio?
Quien sufre y espera,
podrá un día romper en pedazos
la ley de la fuerza.


XIII

¡Qué calma tan honda!
¡Qué paz tan profunda!
¡Qué solemne quietud la que reina
por esas alturas!

No ocurren sucesos;
se pasan los días,
Sin que un soplo revuelva los mares
de nuestra política.

Silencio tan triste
enerva el espíritu:
¿Es acaso esta tierra un inmenso
sepulcro de vivos?


XIV

Yo no sé si don Pablo, el pontífice,
estudia afanoso política práctica,
leyendo incansable con ansia creciente
mis pobres retamas.

Pero sé que le gustan de veras,
y que pierde con ellas la calma:
que a veces encierran en tosca envoltura
verdades amargas.

Señor conde: los condes que buscan
impresiones alegres y gratas,
con probar un acíbar como éste
se mueren de rabia.


XVI

¿El pueblo se divierte?
Dejadle divertir,
Si olvida sus angustias
¿qué más podéis pedir?

¡Que se agite en alegres verbenas,
que ahogue sus penas
apurando el licor del placer!

¡Que se anegue en la báquica orgía,
si siente algún día
los amargos recuerdos de ayer!

~¿Que el desaliento invade
nuestra gentil ciudad?
¿Que en ella hunden la garra
los buitres sin piedad?

¡Bah! No importa. Que goce: que cante;
y altares levante
a la risa, a la danza al amor.
No le queda otra cosa: la fiesta;
la lánguida orquesta;
de las copas el dulce rumor.

La decadencia viene:
la vais palpando ya,
el pueblo, antes altivo
degenerado está.
¿No observáis en su frente marchita
la huella maldita
que la idea dejara al partir?
Ese pueblo salvarse no quiere.
Si cae, si muere,
es que anhela caer y morir.


XXXV

A noche, mientras ardía
la caseta de consumos,
describiendo tantas curvas
como una barca sin rumbo
aproximóse a nosotros
un Demóstenes presunto
y nos obsequió galante
con este bello discurso:

-¿Ven ustedes esas llamas?
Hay muy cerca un río enjuto,
que es, enfrente del siniestro,
un sarcasmo y un insulto.

Pues yo tengo en el estómago,
-y jamás lo disimulo-
un incendio más terrible,
sin cenizas y sin humo,
que se burla de las bombas
y desdeña el acueducto.

Y este fuego no se apaga
ni con todo el ron del mundo.


XXXIX

Poetas y artistas:
romped la paleta y el plectro gentil;
empuñad el arado: es preciso
salvar el país.

Escritores: la pluma acerada
tirad con desdén;
no busquéis en la justa gloriosa
el triunfo soñado y el noble laurel.


Otra cosa el país os demanda;
la semilla en el surco arrojad:
la labor del espíritu huelga;
romped con las picas el suelo feraz.

¿Que el país retrocede? No importa.
Sembrad el tabaco: plantad el café.
Este pueblo no es Roma ni Grecia:
Si cae, que caiga. Dejadle caer.

Matad los periódicos;
tirad al arroyo el dulce laúd:
no debemos sonar con la gloria;
aquí sólo es dable sonar con la cruz.

Si nada tenemos que valga gran cosa
olvidemos el plectro gentil
de ese modo tan sólo se puede
salvar el país.

lunes, 14 de febrero de 2011

Breve resumen de la evolucion del poema lirico

La poesía lirica es el más antiguo  de los géneros literarios
Aun que no existen vestigios de los primeros poemas
,se sabe que fueron creados entorno a  a divinidades o héroes de la cultura elenica par contraerse en ceremonias religiosas de carácter ritual.
Se transforma dentro de los siglos VII Y VI A.C  cuando los rapsodas y los aedos procedentes de Lesbos y las colonias de Asia menor llevaron a ala Grecia continental la transformación de este género literario 

caracteristicas del poema lirico

La poesía lírica se caracteriza por la expresión de sentimientos mediante la palabra, ya sea escrita u oral. El poeta lírico presenta su visión de la realidad, sin pretensión de objetividad. Aunque suele estar asociada a los temas amorosos, la poesía lírica no se agota en el amor, sino que incluye cualquier tipo de expresión emocional.

El género lírico más usual es la oda con sus distintas formas, como la cantata, el cántico, el ditirambo y el himno. De todas formas, la concepción más amplia del término también incluye a la canción, el soneto, la elegía, la balada y a las obras de teatro cantadas, como la ópera.

La poesía lírica se caracteriza por presentar a un objeto lírico (un ente o situación que despierta los sentimientos del poeta), al cual el hablante lírico dedica sus versos. También aparecen el motivo lírico (el tema de la obra) y la actitud lírica (enunciativa, carmínica o apelativa, según la forma adoptada por el hablante lírico).

Entre otras características de la poesía lírica, puede mencionarse su brevedad (por lo general, estos poemas no superan los cien versos), la gran cantidad de elementos simbólicos e imágenes, y la predominancia de la primera persona (no debe confundirse al yo del poema con el autor, ya que la poesía puede ser sólo un ejercicio estético y no un relato autobiográfico).

que es un poema lirico

POESÍA LÍRICA ES LA FORMA DE EXPRESIÓN DE UN SENTIMIENTO INTENSO.
LÍRICO VIENE DE LIRA(INSTRUMENTO MUSICAL E IKOS QUE SIGNIFICA :PERTENECIENTE A POR LO TANTO SERIA PERTENECIENTE A LA LIRA.(expresion de un sentimiento en forma musical
)